En lo que creo (J.G. Ballard)

"Creo en mis propias obsesiones, en la belleza del choque de autos, en la paz del bosque sumergido, en la excitación de un balneario desierto, en la elegancia de los cementerios de automóviles, en el misterio de los estacionamientos para coches de varios pisos, en la poesía de los hoteles abandonados"

viernes, 30 de agosto de 2013

Orquesta milica

El corte del territorio nacional en la latitud de la fosa de atacama, entre los paralelos 25’ y 26’ es, en la costa, de una profundidad bastante mayor que la del corte en la latitud de Santiago, entre los paralelos 33’ y 34’, también en su costa, algo así como en San Antonio. Por esto y otras lisuras pienso que los milicos tiraban a sus connacionales en las costas más norteñas y no tanto en la V o VI región.  En Lago Ranco la cosa fue distinta es corte y estilo. Hablando y averiguando, entre mates y jote, parlamentos largos con profesores ancla que no se han movido en los últimos 40 o 30 años, he comprendido que en el sur la cosa no fue del todo planificada sino más bien improvisada, bien al peo la orquesta milica. Los weas de metralla y fusil arrojaron cuerpos al lago en zonas donde la profundidad era menor o bien en ríos que iban a dar al mismo lago dejando flotar los cuerpos que querían desaparecer. Esto no supone denuncias sino evidencias que se perdieron. Cuando la orden era detener y asesinar y la persona no se encontraba en el domicilio estos milicos gorilas pasaban gato por liebre y penqueaban al vecino, o familiar cercano (la tortura era un trabajo a veces desgastante que preferían evitar, muchas veces con familiares que les reconocían y hacían titubear la conciencia por leves segundos). En el informe sobre prisión y tortura se destaca un caso de parecido atroz, también de acá de la región de los ríos. Canalladas que parecen imposibles, pero que a la luz de los hechos… Lágrima. Al papá de un amigo de apellido mapuche lo lanzaron al lago. La figura amenazante de este hombre que servía en la casa de los curas del pueblo tiene que haber ameritado según su parecer. Para el ignorante todo es aplíquese la ley y el orden. Por esto cuando buceo en el lago ya no pienso en tiburones o serpientes.

Otra cosa es la imagen del capitán o coronel o teniente o la jineta que le quiera poner al muy rechuchasumadre que se hacía cargo de los temas educacionales en la región. Dicen de él que era un símil a los alemanes nazis de rango importantes con abrigos grises, largos y botas lustrosas. Esto no es ningún descubrimiento. Un weón que hacía preparar el liceo y el gimnasio provocando pánico en las gentes en los días de aseo y ornato. Para llegar con su comitiva de asesinos, dar una pasada a las salas buscando ojos y polvo y huellas dactilares. Los alumnos más choros y valientes se meaban de puro pensar en el tirón de orejas que suponía un cara a cara. Y así, como si nada, con el firme y vuelta mar, rajaba sin dar palabra, sin pronunciarle ni pío al director impuesto por el alcalde también impuesto y todos, ellos también, con las piernas tiritonas quedaban listos para descargarse con el profe comunacho o el alumnado mapuche que de tanto en tanto son objeto de sus ofensas y castigos.

Se trata de la herencia estúpida de la disciplina, esa que todavía se transmite como victrola: que en aquellos tiempos sí que se enseñaba, sí que aprendían los cabros en esa época pué, no como ahora en que a uno le levantan la voz. Una y mil veces que te la levanten, que te griten, que te levanten la mano y el puño viejo cabrón abusador. Puta la cultura penca que dejaron esos años, esa añoranza tan de pueblo amargado. Esa es la práctica del Bullying: agresión sistemática y permanente.


Familias enteras se fondearon en los cerros y montañas, en la sierra de Riñinahue. Algunas no bajaron más. Se convirtieron poco a poco en baguales (vacas que se arrancan a la montaña y se vuelve salvaje). Otras, como Neruda, pasaron a la argentina y volvieron orando y cantando la palabra de cristo evangélico, buscando con los años volver a dar lecciones de curación. El gorilismo de pintura siniestra. Puro salvajismo. Familias enteras convertidas en la barbarie real. Huellas de hacha y sangre.